Para trabajar donde vivimos y vivir donde queremos trabajar
La cooperativa nos permite ser autónomos, pero no nos deja solos dentro del mercado del trabajo.
Para conservar nuestro trabajo y volvernos dueños de la empresa.
El modelo cooperativo favorece la seguridad del empleo. Los/as trabajadores/as son también dueños/as de la empresa y no solo empleados/as: se preocupan por el desempeño de la empresa y comparten su misión, sus objetivos y las decisiones estratégicas.
Porque la cooperativa considera el lucro como un medio y no como su propósito principal.
En la cooperativa de trabajo, la satisfacción de las necesidades de los/as socios/as se sitúa por encima del lucro.
Para disfrutar de una relación diferente con el trabajo
En el modelo cooperativo la relación de trabajo es diferente con respecto al modelo de empresa tradicional, donde se trabaja bajo el mando de un jefe/ dueño : aquí los/as trabajadores/as son a su vez sus propios/as jefes y dueños/as.
Porque la sostenibilidad y el empleo están vinculados al territorio local
En muchas ocasiones, la creación de una empresa cooperativa permite a los/as trabajadores/as quedarse a vivir donde ellos tienen sus raíces y/o donde quieren hacerlo.
Para pertenecer a una red.
Las cooperativas no actúan nunca solas: se refuerzan unas con las otras trabajando conjuntamente a través de estructuras locales, regionales, nacionales e internacionales.
Para encontrar una fórmula jurídica que dé vida a un proyecto sostenible de desarrollo.
Un proyecto que sea útil para la comunidad, un proyecto social o medioambiental que pueda incrementar la calidad de vida en nuestra sociedad.
Para compartir un proyecto creativo e ilusionante.
El trabajo en cooperativa implica colaboración y creatividad. Permite a las personas imaginar, diseñar y planificar un proyecto de trabajo compartido.
Para mayor información puedes consultar el Paso 2 de StartoCoop.